El
turno del escriba de Graciela Montes y Ema Wolf gira
en torno al empeño del escriba Rustichello por recoger por escrito los relatos
de destinos fantásticos que cuenta Marco Polo, el famoso navegante veneciano,
mientras comparten celda en la cárcel Malapaga en Genova.. Así de forma breve,
la trama parece prometedora. No sé si es que después de conocer al Marco Polo seductor
de Italo Calvino en Ciudades invisibles,
el de esta novela luce soso, sin gracia, ni simpatía y más bien insulso,
distraído y hasta desorientado. ¿Y la
trama? Pues me pareció más bien pesada. Y no digo que no tuviera
salvación. Para quien gusta de la
historia hay mucha información (demasiada) sobre la vida cotidiana alrededor de
la prisión y el puerto genovés del siglo trece. También hay una fascinante
disertación sobre lo que es la labor del escriba: por cierto, las partes que
más disfruté y sobre las que comentaré mas adelante. Sin embargo, Rustichello se nos presenta como
un viejo mezquino y utilitario y Marco Polo un mero envase de relatos. Además
de ocultar los pergaminos en los que ha escrito de manera subrepticia los
relatos del viajero, que plasma sobre papel y tinta robados, no pasa mucho más.
Se queda uno esperando, la libertad, el descubrimiento, algo que mantenga el
interés. Pero al igual que Rustichello que cae en un sopor profundo cuando
habla el navegante, así también nosotros los lectores.
Del lado positivo, están las reflexiones
sobre la labor del escriba. Por ejemplo, ¿cuánto de lo que se escribe en una
historia narrada por otro se vuelve propio? O sea, ¿podemos leer una narrativa
o historia del mundo y creer todo lo que leemos? ¿De cuántos subterfugios se
vale el escriba para adornar la narrativa? Dice el narrador que Rustichello
decide al oír los cuentos de Polo, corregir los “(r)elatos enredados” y “tejer
según oficio dándoles un comienzo, un final y bellas palabras apropiadas”. También
está la inseguridad del escriba frente a la página en blanco, lo fugaz de la
memoria y las luchas que deben darse entre el que narra una historia y el que
la escribe. Por ejemplo, Rustichello piensa que solo a él le debe Polo narrar
sus historias, o por lo menos en su presencia. Narrárselas a otros es un
desperdicio y no vale repetirlas ya que se desgastan. En fin, no es una novela
que me atrevería a recomendar sin una advertencia: puede resultar aburrida y
exasperante.
Preguntas:
- ¿Qué aportan las descripciones del pueblo y la gente al comienzo de la novela a la creación del ambiente en la novela?
- ¿Cómo llega Marco Polo a la prisión y qué lo hace atractivo al escriba?
- ¿Qué aportan los elementos escatológicos a la trama? ¿Son realmente necesarios?
- ¿Cómo influyen las reflexiones del escriba sobre su oficio al desarrollo de la trama?
- ¿Qué podemos concluir sobre la tarea del escritor basándonos en estas reflexiones?
- ¿Cómo pueden aplicarse estas reflexiones a El turno del escriba y como ha sido construida?
¡¡¡UN REGALO DELETREADO, NIÑ@ DEL PLANETAAAAA!!!
ResponderEliminarhttps://conociendoapaskselva.wordpress.com/category/ebook-ansiedad-y-viceversa/
ASÍ SERÁ