sábado, 14 de enero de 2017

El vuelo de la reina



No es fácil leer una novela cuando el personaje principal es insufrible, como es el caso de Camargo en El vuelo de la reina. Sin embargo, Tomás Eloy Martínez es capaz de ayudar al lector a superar ese obstáculo presentando una historia interesante y compleja. Camargo es el director de  El Diario, un importante rotativo de Buenos Aires. Alega el editor odiar la hipocresía y la corrupción. Un día contratan en el diario a una periodista joven que ni es muy lista ni hermosa, pero que tiene un espíritu que le parece indomable y esto le atrae.  Comienza una relación pseudo paternal con ella en la que se dedica a enseñarle como se hacen las cosas y (el cree) moldearla a su antojo. La chica hasta empieza a parecerse a el en su forma de ser y ademanes.  Cuando la chica empieza a despuntar en su carrera y a apartarse de él, Camargo, se obsesiona con ella. Le desespera la idea de que, como su madre lo abandone sin remordimientos ni reparos.

Su obsesión es tanta que alquila un apartamento al cruzar la calle del de ella para poder saber en todo momento lo que hace la joven periodista. Esta obsesión voyeurista va a la par con su obsesión por las películas, en general norteamericanas. Se dedica a observarla a manera de poseerla y para destruirla cuando llegue el momento.

Tiene esta novela una estructura compleja.  Se desplaza el tiempo narrativo entre la niñez de Camargo, su vida con Reina, su vida sin ella y el presente en el que ha perdido su pertinencia en el mundo periodístico. Al final Eloy Martínez  parece explicar como desarrolló un personaje protagónico tan defectuoso. En una reflexión final en la que considera tomar apuntes para una vuela, Camargo comenta: “Deleuze dice…que la sustancia de toda novela….es un antihéroe: un ser absurdo y desorientado que no cesa de errar de acá para allá, sordo y ciego.” Y si bien es cierto que la mayoría de los personajes de la ficción son seres imperfectos, no todos son soberbios, crueles y mezquinos como el de esta novela. Ni su niñez traumática, en la que apenas recuerda las manos enguantadas de su madre; ni la desdicha del padre sirve para justificar su acto final. Me parece que esto solo lo justifica la educación patriarcal que ve toda violencia hacia la mujer como aceptable y tiende como en el ejemplo de Althusser, a usarla para auscultar el estado mental del hombre en ese momento y no su crueldad y prepotencia.

Preguntas:

  1. ¿Cómo surge la soberbia de Camargo? ¿Es justificable?
  2. ¿Es justificable su misoginia?
  3. ¿Qué parece decirnos TEM sobre los hombres en general? Germán tampoco es capaz de apoyar a Reina cuando lo necesita.
  4. La política y la corrupción parecen ir de la mano. ¿Cuán importante es esto para el desarrollo de la novela?
  5. ¿Por qué nos presenta TEM a un personaje protagónico que es también un voyeur? ¿Qué parece estar comentando sobre el acto de observar—teniendo en cuenta también su afición por ciertas películas?
  6. ¿Qué nos dice el que Camargo no visite a su hija enferma? ¿Cuál parece ser el rol de su familia, removida geográficamente de su entorno, en esta novela?
  7. ¿Cómo se compara esta a otras novelas de TEM? ¿Cuáles temas se repiten?

No hay comentarios:

Publicar un comentario